Menudo postre os vamos a enseñar a preparar, a parte de estar delicioso, posee muchas propiedades nutritivas.
Hemos elegido la piña por su contenido en bromelaína, sustancia rica en la piña que nos ayuda a:
Inhibir la proliferación de células tumorales y metástasis
Inhibe la formación de nitrosaminas que pueden ser la causa de cáncer de estómago
Mejora las digestiones y elimina parásitos intestinales
Ayuda a la eliminación de líquidos y de ácido úrico
La piña junto con la canela hacen que disminuya la cantidad de azúcar en sangre y sea beneficioso para la diabetes, pero debemos elegir la canela de Ceylán, ya que la Canela Cassia contiene una sustancia que se denomina Cumarina y puede ser dañina para el hígado.
También hemos elegido la panela debido a que se trata de un azúcar integral de caña y sin refinar.
Ingredientes
1 piña
Media cucharadita de canela en polvo
4 cucharaditas de panela
Elaboración
Precalentamos el horno a 200ºC
Cortamos a piña en cuartos, a lo largo
Retiramos la piel de los cuartos de piña y la reservamos.
Cortamos los cuartos en rodajas.
Disponemos de los cuartos de piña en una bandeja de horno, con la piel debajo.
Mezclamos la canela y la panela y lo repartimos por encima de la piña, con la ayuda de un pincel o de una cucharilla.
En conócete40 hemos elegido esta receta DETOX debido a su alto contenido en omegas. Ácidos grasos poliinsaturados coloquialmente denominados «grasas buenas» que nos ayudan tanto en nuestra comunicación celular como a reducir nuestro colesterol y al buen funcionamiento de nuestra capacidad cerebral y hormonal.
Hemos elegido la quinoa por su gran cantidad de omega 3 y 6 y por dos sustancias antioxidantes, los flavonoides bien, la Quercetina y el Kaempferol, Estas importantes moléculas han demostrado efectos antiinflamatorios, antivirales, anticancerígenos y antidepresivos.
El aguacate contiene omega 9 y los frutos secos son ricos en omega3.
Todos estos ingredientes junto con el limón ayudan a tu organismo a alcalinizarse y conseguir un equilibrio ácido-base.
200g de queso mozarella
250g quinoa cruda + especias
Un aguacate
4 tomates
20 anacardos
Para el aliño: 2 cucharadas aceite de oliva + 1 cucharada de zumo de limón+1cucharada de curry + sal y pimienta
Elaboración
Poner en una cazuela medio litro de agua a calentar, cuando hierva, añadir las especias variadas, en este caso albahaca y cúrcuma que le dan un toque especial. Añadir la quinoa y dejar cocer ente 10-15 minutos hasta que esté en su punto.
Cortamos la mozarella, los tomates y el aguacate en tacos pequeños. Cuando la quinoa esté cocida, la escurrimos y la pasamos por un chorro de agua fría y reservamos en un recipiente.
Mezclamos los ingredientes del aliño con ayuda de una cuchara y se lo añadimos a la quinoa, posteriormente añadir los dados de verdura y mezclar con cuidado. Es mejor que la quinoa se haya enfriado un poco.
Reservar la ensalada en la nevera o servir de inmediato.
Podría añadirse unas hojitas de menta o hierbabuena para intensificar su sabor.
Desde hace poco tiempo se ha puesto de moda la frase «hecho con masa madre….» cuando compramos pan o nos hablan de algún alimento realizado con masa y aunque parece algo novedoso, es el método tradicional que utilizaban nuestras abuelas.
Para que una masa suba o se quede esponjosa es necesario utilizar levaduras, bichitos que se comen la harina y el azúcar y mediante un proceso de fermentación, producen gases que se quedan en la masa.
Actualmente usamos la levadura química de sobre o la fresca que encontramos en las zonas refrigeradas de los supermercados pero os queremos enseñar a fer,mentar con levaduras y bacterias no químicas para que mejoréis el sabor de las comidas y sus características organolépticas.
El proceso es muy sencillo, sólo necesitáis harina integral, agua, un vaso o recipiente de cristal, una cuchara de madera y 4 días de tiempo para que se forme.
Día 1
En un recipiente de cristal poner la misma cantidad de agua que de harina. Esta receta no necesita cantidades sino más bien volúmenes y depende del recipiente que elijais.
La harina tiene que ser integral, porque es en la cáscara dónde encontramos las levaduras que harán que fermente nuestra masa madre. El agua es mejor que sea agua mineral de mineralización débil ya que los cloros del agua de grifo «matan» a las levaduras y disminuye el proceso de fermentación. En la foto yo he puesto 100 g de harina y 100 g de agua.
Mezclar con cuchara de palo y dejar reposar abierto en la encimera de la cocina durante 24 horas.
El agua tiene que ser del tiempo, ni fría ni caliente.
Día 1 harina integral y agua
Día 1 mezcla ingredientes
Día 3 dejar reposar 24h
Día 2
Pasadas 24 horas hay que volver a dar alimento a nuestra masa madre. Con la cuchara de palo retirar la mitad de la masa y tirarla. Con lo que queda en el recipiente añadir harina integral y agua en las mismas cantidades como lo hicimos el día anterior. En mi caso puse 50 g de harina y 50 g de agua
Puede ocurrir que se haya quedado una capa oscura en la superficie por el calor de la estancia pero no pasa nada.
Día 2 capa de sequedad
Día 2 alimentar a masa madre
Día 2 dejar reposo 24 h
Día 3
Se vuelve a repetir el proceso del día 2. Ya se podrán notar las primeras burbujitas en la masa que indican que esta comenzando la fermentación. Además si nos acercamos, comienza el olor típico de fermentación que huele como a pan o como a cerveza.
Día 3 burbujas de fermentación
Día 3 fermentación
Día 3 dejar reposar 24h
Día 4
Día en el que ya estará lista nuestra masa madre. Habrá aumentado su volumen y estará llena de burbujitas.
Ahora es el momento de decidir si la utilizamos para hacer pizza o pan o la dejamos dormir en el frigorífico. Lo que se hace habitualmente es dejar parte «durmiendo» y utilizar la mitad.
Si decidís utilizarla, tenéis que añadir harina y agua en la misma proporción para conseguir la cantidad que ponga en vuestra receta. Mezclar con la cuchara y dejar reposar por 4 horas hasta que salgan burbujas en todo el recipiente.
Si decidís guardarla, cerrar el envase hermeticamente y guardarlo en la nevera, dura meses. lo único que puede pasarle es que se reduzca o le aparezca una capa negruzca por encima, pero no os preocupéis, esta bien.
Para volver a despertar la masa después del frigorífico, debéis dejarla en la encimera que se atempere durante unas horas y posteriormente alimentarla con la misma cantidad de agua que de harina.
Edible Growth o Crecimiento Comestible es un nuevo proyecto en curso, dirigido por la diseñadora de alimentos Chloé Rutzerveld con ayuda de la Universidad de Tecnología de Eindhoven y la organización TNO.
Photo by Bart van Overbeeke
Su intención es unir los conceptos de impresión, jardinería y nutrición. El mecanismo parece sencillo, a través de una impresora de 3D se genera una carcasa exterior, realizada en una masa comestible, que será el soporte o maceta de un suelo de sustrato con semillas. Tras unos días, las semillas y hongos germinan, apareciendo los diferentes brotes entre los huecos de la carcasa, como podemos apreciar en la foto. A partir de ese momento ya se puede comer; con un solo bocado se ingiere todo, los brotes y la carcasa.
Todavía queda mucho para que este proyecto se haga realidad, hasta ahora las impresoras 3D sólo han tenido éxito para modificar el aspecto de alimentos de chocolate o de azúcar, pero el nuevo proyecto es mucho más ambicioso. Se genera una nueva tecnología de alimetos para generar productos naturales, saludables, sostenibles y ricos en nutrientes. Directo de la “mata” a la boca sin pasar por industrias, distribución y emisión de CO2. A su vez el consumidor, es actor protagonista del proceso y se implica mucho más en los alimentos que consume.
Aunque Edible Growth o Crecimiento Comestible es todavía un concepto de futuro, las investigaciones y experimentos ya están muy avanzados, queda todavía por mejorar el software, hardware y la composición de ingredientes para cumplir con la seguridad alimentaria.
¿Os imagináis dentro de unos años con una impresora de 3D en la cocina para crear vuestros propios alimentos? Pués queda menos de lo que pensáis….